La rebelión policial del 30 de Septiembre del 2010 quedará inscrita como una de las páginas más lúgubres de la historia del Ecuador. En este día y en días posteriores se violentaron los más fundamentales derechos humanos de parte de todos los actores involucrados, todos ellos entes estatales: El Ejecutivo y sus distintas oficinas, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Fiscalía y Cortes de Justicia.
Durante la sublevación policial se terminó con la vida de 10 personas, se hirieron a casi dos centenares más, se sometió a varias personas a tratos degradantes; se coartaron los derechos al libe tránsito, a la libertad de expresión, al debido proceso judicial. Posteriormente el ejecutivo y varias de sus oficinas componentes, ha encabezado una campaña sistemática de persecución judicial y difamación de periodistas y ciudadanos comunes, de funcionarios gubernamentales y elementos policiales inocentes, de medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil.
Durante la sublevación policial se terminó con la vida de 10 personas, se hirieron a casi dos centenares más, se sometió a varias personas a tratos degradantes; se coartaron los derechos al libe tránsito, a la libertad de expresión, al debido proceso judicial. Posteriormente el ejecutivo y varias de sus oficinas componentes, ha encabezado una campaña sistemática de persecución judicial y difamación de periodistas y ciudadanos comunes, de funcionarios gubernamentales y elementos policiales inocentes, de medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil.
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